Las servilletas más famosas

La servilleta de Pablo Picasso

Cuentan que, a principios del siglo XX, el pintor y escultor Pablo Picasso se reunía frecuentemente con sus amigos de ‘La bande à Picasso’: los poetas Jean Cocteau y Guillaume Apolinaire, los pintores Georges Braque y Juan Gris…

En uno de esos encuentros en un restaurante, después de haber disfrutado del banquete, cuando llegó la cuenta todas las miradas se centraron en Picasso. Entonces, él tomó su pluma y realizó uno de sus dibujos en una servilleta que ofreció a la dueña del restaurante para pagar, con el dibujo, los gastos de la comida. Ante ese regalo inesperado, la propietaria se alegró y le pidió al malagueño si le podía firmar el dibujo. Pero el artista lo tuvo claro: “Estoy pagando el almuerzo, no comprando el restaurante”. Y es que la firma del pintor ¡ya tenía su precio!

Otras fuentes apuntan que la anécdota de la servilleta tuvo lugar en una cafetería dónde Picasso sólo tomó un café, y sin estar acompañado de sus amigos. Quién sabe… Lo que está claro es que tal servilleta existe.

La servilleta de Lionel Messi

Y si hablamos de servilletas valiosas una de las más cotizadas de la historia es la que utilizaron los representantes de Lionel Messi y el Futbol Club Barcelona para “formalizar” el fichaje del futbolista. En este caso sí que se disponen de todos los detalles de la historia: fue el 14 de diciembre de 2000, en un bar y de forma improvisada, cuando ambas partes decidieron unir el futuro del club barcelonés con el del mejor futbolista del mundo. Todos aquellos que quieran ver la servilleta pueden hacerlo en el Museo del Barça (Barcelona), donde está expuesta.

La servilleta de Margaret Tatcher

¿Imaginas tener uno de los recuerdos más personales de la famosa Dama de Hierro? En 2015 salió a subasta una servilleta con la marca de pintalabios de Margaret Thatcher a un precio de £2,000 (unos 2.200€). Parece que el origen de esta pieza para coleccionistas está en un discurso que Thatcher hizo en Estados Unidos el año 2000.

La que fue primera ministra del Reino Unido desde 1979 a 1990 participaba en la cena anual del Colegio de Medicina de Wiconsin y se hospedaba en el Pfister Hotel, en Milwaukee. Posteriormente viajó a Columbus (Ohio) donde tenía que hablar el 2 de abril, en el Ohio Theatre. Y es precisamente allí donde uno de los trabajadores encontró, en la papelera de su camerino, una servilleta del Pfister Hotel con los labios pintados de Thatcher.

La persona que rescató tan famosa servilleta ha explicado “Estaba trabajando en el Ohio Theatre y una de mis tareas era vaciar las papeleras de los camerinos. Cuando miré en la de Margaret Thatcher, su papelera sólo contenía una servilleta del Pfister Hotel con sus labios pintados en ella. En vez de tirarla, la guardé”. Se supone que la primera ministra se secó el pintalabios justo antes de salir a escena.

Los objetos de la primera ministra han sido muy cotizados. Más allá de la servilleta, sus bolsos se han vendido por $100,000 (unos 110.200€), o una botella de cava con su firma se valoró en £45,000 (casi 50.000€).

La servilleta de Marilyn Monroe

Sin duda alguna, la servilleta de Thatcher tiene valor por la trascendencia del personaje (la política británica fue la primera mujer en ser primera ministra y, al mismo tiempo, la persona que ocupó ese cargo durante mayor tiempo en el siglo XX). Pero si hablamos de labios rojos no hay duda que los más famosos y conocidos son los de la actriz e icono sexual Marilyn Monroe.

Una de las frases que se le atribuyen es “Cuando me quiero sentir arreglada sin esfuerzo, me pongo unas gafas negras, lápiz de labios rojo, y ya está”. Dicho así, parece que pintarse los labios a lo Monroe sea un abrir y cerrar de ojos pero los expertos en la materia aseguran que la artista se pintaba los labios con diferentes capas de un mismo color, se aplicaba un poco de polvos blanco en el centro para darles un efecto tridimensional y, a continuación, el efecto gloss o brillante.

Todo un ritual ‘backstage’ que queda reflejado en el resultado final: unos labios legendarios que han pasado a la historia en el recuerdo de muchos y que han quedado “retratados” en una servilleta de papel que la actriz utilizó en mayo de 1962.

Las servilletas de Pixar

Además de la de Marilyn Monroe, la historia del cine también cuenta con servilletas famosas en el campo de la animación. Cuentan que uno de los momentos más importantes en la historia de Pixar fue una comida en el Hidden City Café, en Point Richmond (California), en verano del 1994, meses antes del lanzamiento de su primer éxito, Toy Story. Estaban reunidos el director John Lasseter y los guionistas Pete Docter, Andrew Stanton y Joe Ranft, cuando se lanzó al aire la pregunta clave: “¿Y después de Toy Story, qué?”. Estaba claro que si Pixar quería hacer otra gran película tenían que empezar a pensar en ello.

Y fue en esa misma comida cuando se pusieron a crear e hicieron algunos esbozos de personajes en las servilletas que entonces tenían a mano. Según explica Andrew Stanton, director y guionista de Pixar, en una entrevista al New York Times, allí nacieron algunos de los personajes que han aparecido luego en películas como Bichos, Monstruos SA, Buscando a Nemo o Wall-e.

Como curiosidad, añadir que en homenaje a ese restaurante inspirador, Pixar coló una imagen del Hidden City Café en la película Monstruos SA.