Protocolo

Servilletas de tela: una apuesta vintage

Hace muchísimos años que la humanidad utiliza servilletas de tela. Es muy probable imaginar que alguien vaticinó su fin cuando se inventaron las servilletas de papel (a principios del siglo XX), pero está claro que de ningún modo esa predicción se ha cumplido.

Aunque no siempre han sido como las conocemos ahora, lo cierto es que hace muchísimos años que la humanidad utiliza servilletas de tela. Es muy probable imaginar que alguien vaticinó su fin cuando se inventaron las servilletas de papel (a principios del siglo XX), pero está claro que de ningún modo esa predicción se ha cumplido.

Hoy las servilletas de tela son más funcionales que nunca y ofrecen un sinfín de posibilidades a la hora de decorar la mesa. Las servilletas de tela son un valor añadido en cualquier comida, ya sea formal o informal.

Ventajas de las servilletas de tela

En relación a las servilletas de papel, las servilletas de tela presentan beneficios para todos:

  • Respetuosas con el medio ambiente: las servilletas de tela no están elaboradas con productos químicos y son reutilizables, por lo que se reducen los residuos generados en el proceso de fabricación (por la industria) y, después, en cada comida (por nosotros).
  • Mayor absorción y durabilidad: a pesar de que existen servilletas de celulosa de diferentes capas, el papel nunca será tan absorbente como una servilleta de tela. Mientras que las servilletas de tela nos sirven para diferentes comidas, si usamos de papel es muy probable que gastemos más de una en cada comida (si se mojan, si comemos alimentos muy grasientos…).
  • Precio: aunque en un primer momento pueda parecer que las de papel son más económicas, debemos tener en cuenta que vamos a necesitar muchas más para igualar la “vida” de una servilleta de tela. Actualmente existen en el mercado servilletas de tela con precios muy competitivos.
  • Experiencia, calidez: no se puede comparar el tacto y la sensación de usar una servilleta de tela con las de papel. También son más agradables a la vista, realmente son las servilletas de tela las que visten la mesa.
  • Versatilidad: hoy en día existe una gran variedad de servilletas de tela, en cuanto a medidas, diseños y estampados. Aunque algunos eventos pueden requerir una servilleta de tela específica, lo cierto es que también existen servilletas de tela que se ajustan tanto a comidas más informales como a otras más elegantes.Las servilletas de tela dan más juego a la hora de decorar la mesa y combinarla con otros elementos (cubiertos, platos, mantel…).

En este sentido, y si quieres saber más sobre cómo escoger las servilletas de tela según el tipo de comida y el grado de formalidad, te lo explicamos en otro post.

Servilletas de tela: una apuesta vintage

Servilletas de tela: una historia que viene de lejos

El uso de las servilletas se remonta muchos siglos atrás, aunque se trata de un producto que ha ido evolucionando hasta llegar a la variedad de servilletas de tela y papel que hoy conocemos.

Grecia: nada de servilletas de tela, ¡servilletas de pan!

Se dice que el origen de las servilletas está en la ciudad de Esparta, conocida por su poderío militar más que por sus sofisticadas costumbres en la mesa. De ahí que actualmente se utiliza el adjetivo “espartano” para designar algo austero, firme, severo.

Y, sin duda alguna, las servilletas espartanas eran de lo más sobrias. Nada de adornos ni ribetes porque aquello que utilizaban para limpiarse las manos durante las comidas no eran servilletas de tela sino… ¡un trozo de masa! La llamaban apomagdalia, que viene de la palabra apomasso, que significa limpiar. Parece que esta costumbre derivó en el uso de rebanadas de pan para lavarse las manos.

Roma: servilletas de tela, manteles y táper, todo en uno

Los romanos, quizá un poco más exquisitos que sus predecesores, diferenciaron dos tipos de servilletas de tela:

  • El Sudario (en latín, pañuelo): un pequeño lienzo que utilizaban para secarse el sudor. Era de uso individual y se guardaba en los bolsillos.
  • El Mappae: una mezcla de mantel y servilleta de tela, de diferentes tamaños. Se extendía en el borde de los bancos de madera (triclinios) o directamente en la cama, donde a veces también comían. Además de proteger estas superficies, los comensales romanos también utilizaban el Mappae para limpiarse los labios y los dedos durante los banquetes. Este curioso mantel y servilleta de tela (todo en uno) era también su táper, donde guardaban la comida sobrante para no dejar nada en casa del anfitrión (lo que hubiera sido visto como un gesto descortés).

Edad Media: servilletas de tela, un símbolo de estatus

Servilletas de tela: una apuesta vintage

En algunas mesas de la Edad Media se podían observar vasijas con agua donde los comensales podían lavarse las manos. Se extiende también entonces el uso de diferentes servilletas de tela:

Coucher (en francés, acostarse): una tela que protegía la silla del anfitrión.

Surnappe (sobre la tela): se colocaba en el sofá, para el invitado de honor.

Servilleta comuna: en un inicio se colgaba en las esquinas de las mesas y más adelante colgaba del brazo izquierdo de los sirvientes (como continúan haciendo actualmente algunos camareros).

En todas esas telas se podía ver reflejada la clase social del anfitrión: mientras que los manteles y servilletas de tela de los nobles lucían bonitos bordados y flecos, en las tabernas de las clases más bajas no era extraño ver un comensal limpiándose los dedos en su propia ropa.

Renacimiento: servilletas de tela y el origen del protocolo

Servilletas de tela: una apuesta vintage

Renacimiento, refinamiento. Durante los siglos XV y XVI, en Europa Occidental, se produjo una importante renovación en las artes y en las ciencias. También el protocolo en la mesa se benefició de estos progresos.

Dicen que el creador de las servilletas de tela como las conocemos actualmente fue el polifacético Leonardo da Vinci. Parece que da Vinci fue maestro de banquetes en el palacio de Ludovico Sforza (su mecenas), quien proponía a los comensales que se limpiaran las manos en el pelaje de conejos que Sforza ataba en las sillas de sus invitados. Otra alternativa de la época era limpiarse con los manteles de la mesa.

Está claro que le tenemos mucho que agradecer a Da Vinci, quien presentaba su invento como una tela de uso individual pensada para que cada comensal se limpiara las manos y la boca y luego pudiera plegar la servilleta, “para no profanar la apariencia de la mesa con su suciedad”.

Es en esa época también cuando se populariza el uso del tenedor en la corte francesa y se empiezan a escribir manuales de comportamiento y protocolo en la mesa.

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